Asociación Buscadores de Plenitud

Vivir es un compromiso de nosotros mismos



Asociación Buscadores de Plenitud CRÓNICA DE UN VIAJE A LOURDES EN 18 APARICIONES. 9na Aparición.
Nadie en Lourdes puede quedar indiferente ante la presencia tan descomunal de gente en procesion continua. En cada momento, a cualquier hora y en cada lugar. Pero no solo peregrinos sino que cada uno de las capillas y lugares de servicios esta plagado de voluntarios y voluntarias de diferentes razas y nacionalidades. Yo, en diferentes servicios, he sido atendido por voluntarios italianos, australianos, franceses y de raza negra e híndu. El origen poco importaba así como el lenguaje. La disposición en el servicio y la atención era la misma. El idioma tampoco importaba. Nos entendíamos y siempre acabamos compartiendo un Ave María juntos.
Debo reconocer que solo me sentí "celoso" de la gente en un momento frente a la gruta. Deseaba tener a "mi" Madre un minuto para mi, sin tanta presencia de hermanos. Pero no pudo ser. Tampoco fue necesario. Estoy convencido que María nos escuchó y atendió a cada uno como si fuéramos únicos, dándonos la experiencia que necesitábamos.
El respeto, el aire de silencio y recogimiento también se vivían a flor de piel a pesar de tanta gente.
Cuando regresé una persona me preguntó si había visto mucho sufrimiento. Es verdad que los enfermos en sillas de ruedas, con muletas, etc. estaban por doquier pero en ningún momento sentí la presencia del sufrimiento. Sí se encontraba el dolor (que trasciende lo físico y alcanza lo emocional y espiritual) pero en ningún momento se notaba sufrimiento. El dolor estaba recubierto de esperanza y para vivir la esperanza se estaba allí. La esperanza trascendió el dolor tiñiendolo de una sutil alegría pero sin negarlo, lo cual hacia que, en el ambiente, reinara la PAZ.
Todos llevábamos nuestros DOLORES, todos los depositamos a los pies de la Virgen con ESPERANZA y todos nos podíamos marchar en PAZ dando gracias a Dios.


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