Asociación Buscadores de Plenitud

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CRÓNICA DE UN VIAJE A LOURDES EN 18 APARICIONES. 6ta aparición.
Continuando con el trayecto ingresé a la cripta. Única capilla que Bernadette Souvirous (la vidente de la Virgen) conoció en vida. Allí se estaba realizando una misa en un idioma que no reconocí. No importaba y no era necesario entender: ellos estaban allí, yo estaba y Dios estaba allí. Luego supe que en el santuario se realizan, durante todo el día y en las diferentes capillas, misas en todos los idiomas existentes. Para llegar a la cripta se recorre un largo e imponente pasillo con paredes tapizadas de cerámicas en mármol con una recurrente y simple leyenda: Merci María (Gracias María). Luego de la misa regresé a la entrada y encontré un simple cartel que decía "Reliquia de Santa Bernadette". Cogí ese pequeño desvío y me encontré con una pequeña sala con un retrato de Bernadette, unos pocos bancos, unas velas y el cofre de la custodia de la reliquia. Inmediatamente regresé en el tiempo cuando tuve el placer, y el honor, de estar en oración frente a las reliquias de Teresita de Lisieux (otra violeta de Dios) en un monasterio de mi orden trapense en la Argentina. La reliquia estaba realizando una peregrinación por América y se quedo un día en el monasterio. Los monjes y novicios debíamos guardar, por turnos de oración, la reliquia. La custodia de la reliquia era muy similar. Será una moda francesa.
Pues allí estaba, frente a un fragmento de ese cuerpo incorrupto (cuerpo que no sufre la degradación de la muerte) de Bernadette. El resto descansa en su monasterio de Nevers, Francia, donde, expuesta al publico, se la puede ver en un lecho "como si estuviera dormida".
Esta flor de Dios, (esta violeta en el jardín de Dios), fue una campesina inculta de 14 años a la quien, un día, se le presenta una "Señora". Ella nunca dijo que era la Virgen María. Simplemente confió en las palabras que le decían los otros. De su boca solo salieron las palabras: Es "La Señora", "Mi Señora".
Solo repitió a los demás las palabras que escuchaba de "esos "labios. No supo hacer otra cosa en su corta vida. Ni siquiera años después, al ingresar al monasterio de Nevers, donde se la recluía en la cocina ya que "solo sabe pelar patatas y zanahorias para servir a la comunidad" (palabras de su Madre Superiora al obispo en una visita oficial).
Una violeta más en el jardín de Dios!. Su fiesta es el 18 de febrero, día de la tercera aparición donde "Su Señora" le dijo su nombre: "Soy la Inmaculada Concepción". Un dogma de fe que la iglesia Católica había promulgado 4 años antes (luego de 800 años de debate) y que aun, su conocimiento, no había llegado al pueblo.
Para ella, una niña que aun no había recibido el catecismo de la primera comunión, simplemente veía a una señora llamada "Inmaculada Concepción". Para los demás nos dejo el misterio de que la acción y su manifestación en acto se encarnaran en una misma persona: La Virgen María.
Frente a esa reliquia mi alma solo pudo decir: "Gracias Violeta de Dios. Gracias Bernardita por haber traído este mensaje que es uno de los grandes patrimonios de la espiritualidad humana" .

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